En busca de la belleza del futuro:
Umberto Eco en su obra “Historia de la Belleza” plantea como interrogante cuáles serán los cánones de belleza del nuevo siglo observando que: “nuestro explorador del futuro ya no podrá distinguir el ideal estético difundido por los medios de comunicación del siglo XX. Deberá rendirse a la orgía de la tolerancia, al sincretismo total, al absoluto e imparable politeísmo de la belleza». Con su mirada atenta, nos introduce en el análisis profundo de cómo la belleza dejó de ser algo relacionado a la corporalidad y logró trasladarse a otros mundos .
Hoy podemos observar cómo el universo de la moda presenta desfiles plasmando otras concepciones de lo bello o cómo los objetos se proponen no sólo la funcionalidad sino que son estéticos visualmente.
Experiencias como el Cirque du Soleil logran que todo su imaginario se traslade al vestuario, a la música , a las formas, percibiendo belleza con nuestros cinco sentidos.
A partir de este disparador surgen más interrogantes ¿existe una única belleza? ¿qué ojo es el que mira y critica ? Si hay algo que está claro es que el ojo no es inocente porque la mirada y su capacidad de observar trae un bagaje cultural que construye una crítica diferente.
El nuevo siglo plantea que la belleza está cambiando su paradigma. Porque belleza es observar un cuerpo tatuado como si fuese una obra de arte; a Iris Apfel con sus 93 años, sus canas y su experiencia y a Carmen Dell ‘ Orefice siendo protagonista de portada en las revistas Vogue y Harper’ s Bazaar.
Ser bello es autenticidad, talento, seguridad, la sustancia del ser, lo perdurable, porque si sólo apostamos a lo corporal sabemos que se desvanece en el tiempo.